sábado, 24 de febrero de 2018

Relaciones

Iba en el tren, inmersa en mis pensamientos, de vuelta a casa después del trabajo, con música en mis auriculares envolviéndome y haciéndome mover la cabeza inconscientemente. De repente, empezó a sonar mi móvil, alguien me llamaba. Lo saqué del bolsillo y esbocé una sonrisa cuando vi de quien se trataba.

-Hola.
-¡Jaime!
-¿Que tal?
-Muy bien, volviendo a casa ya, ¿y tú?
-Bien, pero voy a retrasarme un poco.
-En serio?
-Sí, es que he quedado para habar con Diego.
-¿Va todo bien entre vosotros?
-Sí sí, pero lo ha dejado con Marta, y necesita un poco de apoyo.
-Bueno, pues a ver si le animas un poco. Te esperamos en casa de Sara, ¿vale?
-Vale cariño, no iré muy tarde.
-Vale. Te quiero.
-Te quiero.

Salí de la estación en dirección a casa de Sara y caminé hasta llegar a su portal. Llamé al telefonillo y esperé hasta que obtuve respuesta.
-¿Si?
-Abre
-¿Alba?
-Sí.

Escuché el sonido que indicaba que la puerta estaba abierta y la empujé para entrar al portal. Subí hasta el piso correspondiente, y llamé a la puerta. Ella me abrió,y me quedé embobada mirándola, estaba guapísima.
-¿Vas a pasar o te vas a quedar ahí como un pasmarote toda la noche? -dijo ella mientras cruzaba los brazos
-Sinceramente, espero pasar la noche en tu cama, no en tu descansillo.
Ella me miró y se hizo la escandalizada antes de reírse y cogerme el cuello para fundir su boca con la mía. Tras unos segundos nos separamos y pasamos al interior de la casa.

Fui al salón y me senté en el sofá mientras que ella fue a la cocina, desde donde me preguntó si quería algo de beber, a lo que respondí que una coca-cola, si podía ser.
Empecé a mirar a mi alrededor por entretenerme hasta que llegase mi coca-cola, hasta que detuve la vista en algo. Unos calzoncillos asomaban por debajo del mueble de la tele. Empecé a reírme a la vez que Sara atravesaba el umbral de la puerta.
-¿De que te ríes?
-De nada -dije mientras me levantaba del sofá riéndome aún.
-Va, dímelo
Fui en direccion de los calzoncillos y me agaché para recogerlos.
-Es solo, que no sabía que ahora usabas gayumbos.
Sara enrojeció en cuanto los vió, y empezó a reírse también.
-¡Joder! ¡Marcos es idiota tía! Esta mañana se ha ido súper rápido porque llegaba tarde a currar y se ha ido sin ellos. No se deja la cabeza porque la tiene pegada al cuerpo, que si no...
Me reí mientras me volvía a sentar y ella me imitaba.
-Pero entonces, ¿Marcos y tú qué?
-Marcos y yo nada, solo nos lo pasamos bien de vez en cuando y ya está. Él tiene una relación con exclusividad sentimental. Y aunque no la tuviese, no nos interesamos de esa manera.... Oye, ¿y Jaime? ¿no veníais juntos?
-Sí, pero es que Diego y Marta lo han dejado, y ha ido a hablar con el para ver que tal estaba y eso.
-Vaya...
-No creo que tarde mucho de todas maneras...
-Diego tiene mucha suerte de tenerle... Jaime es un novio genial.
- Sí, pero los dos lo son, y se quieren muchísimo.

Seguimos hablando de temas varios, saltando de uno a otro sin orden ni concierto, como se suele hacer. Al cabo de una media hora mas o menos sonó el telefonillo, era Jaime.
Hacía algo más de una semana que no estábamos los tres juntos y solos, lo que hizo que en cuanto Jaime entró por la puerta, se abalanzase sobre nosotras.
Tras unos cuantos besos a modo de saludo, nos tiramos los tres en el sofá y nos acurrucamos.

-Jaime, ¿que tal estaba Diego? -le pregunté
-Bueno, estaba jodido. Marta ha cortado con el para estar solo con Celia. Van a casarse por lo visto. A Celia nunca le ha hecho demasiada gracia lo de no tener exclusividad y le dijo que o eran ellas dos o ellos dos, que tenía que elegir, y Marta está demasiado enamorada como para renunciar a ella, así que ha decidido dejarle.
-Vaya mierda... -Sara se incorporó- si alguien quiere tener una relación monógama debería dejarlo claro desde el primer día. No es justo que porque Celia quiera exclusividad ahora de repente, Marta tenga que dejar a Diego. No es justo que la haga elegir. Sobre todo sabiendo que Marta no quiere exclusividad. Si quisiese exclusividad no habría estado con los dos a la vez. Es que, si quieres de verdad a una persona... No le haces eso.
-Claro que no es justo -le respondí- Celia está siendo muy egoísta, porque Marta les quiere a los dos, y si es ella a que no quiere poligamia, que deje ella a Marta y busque a alguien monógamo.
-Ya, pero Celia no quiere renunciar a Marta, y sabe que entre Diego y ella, la escoge a ella, porque llevan 7 años juntas y ellos solo 1 y medio. Y por mucho que les quiera a los dos, Marta no va a dejar a su novia de toda la vida por el, desgraciadamente, porque a mi parecer, Diego la quiere mucho mejor que Celia. - Jaime hizo una pausa- También os digo, que si Marta no hubiese querido no le hubiese dejado, así que tanta culpa tiene la una por decirle que elija como la otra por hacerle caso y dejarle.
-Me alegro de que nosotros seamos 3 y seamos así - Sara nos miró como quien mira al mayor tesoro del mundo- porque se que nunca vamos a tener que elegir. Somos los 3, ante todo. Nadie está por encima de nadie, y nunca lo estará.
-Bueno -dije yo poniendo una media sonrisa- hay veces que sí que estamos unos encima y otros debajo.

Nos reímos los tres, y nos fundimos en un beso para sellar aquel pacto tácito, que no hacía falta pronunciar y que sin embargo, llevábamos por bandera desde el primer día.

Ni exclusivos ni excluyentes.

----------------------------------------------------------------------


El otro día en clase leímos un fragmento de Los Viajes de Gulliver, de Jonathan Swift, (Dublín, 30 de noviembre de 1667-ibíd., 19 de octubre de 1745) fue un escritor satírico irlandés. Su obra principal es Los viajes de Gulliver,​ que constituye una de las críticas más amargas, y a la vez satíricas, que se han escrito contra la sociedad y la condición humana.

Resultado de imagen de jonathan swift
A raíz de esta lectura, la profe nos dijo que debíamos escribir un relato en el cual las relaciones sociales estuviesen trastocadas de alguna manera. Decidí crear un relato en el que la poligamia y el poliamor prevaleciese por encima de la monogamia. Obviamente, está todo exagerado, y lo he expresado de modo que, en este supuesto mundo, la monogamia esté mal vista. Es decir, he invertido la realidad, invirtiendo algunas situaciones y comentarios que he escuchado o me han dicho sobre la poligamia y el poliamor en la realidad y los he dirigido a la monogamia. Probablemente, a mucha gente le parecerá que es una tontería que una persona le diga a otra que tener una relación monógama es no querer a tu pareja, pero a mi me parece igual de absurda la situación en la que me he basado y he invertido, en la que una persona le dice a otra que no quiere a su pareja por tener una relación poliamorosa o abierta.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Poema

Hola!  Esta es la última entrada del curso y como despedida traigo un poema que tuvimos que hacer en clase. Años años de golpes secos ...