La Metamorfosis - Franz Kafka

Cuando me desperté esa maldita sombra sin rostro que me atormentó toda la noche seguía ahí deambulando por la habitación.

Era una sombra con un tamaño considerable, cubierta por una extraña tela rasgada y musgosa.
Cuando se movía dejaba un rastro oscuro por donde pasaba.

Extrañamente, no podía moverme. Al principio, pensé que estaba pasando por una parálisis del sueño, pero cuando paso un tiempo me di cuenta de que era real, esa extraña criatura, me tenía atado de pies y manos a mi propia cama.

Comencé a ponerme cada vez más nervioso, porque esa criatura se estaba acercando lentamente hacia mi.

Estaba cada vez más cerca de mí, se subió a mi cama, me puse a llorar, la bestia sin rostro fijo su atención en mi cara. Se quedo quieto durante un segundo, y con un rápido movimiento, el ser entro dentro de mí.

Me desmayé.

Cuando me desperté tenía una sensación muy extraña, me dolían las muñecas y los tobillos, me destapé y pude observar una serie de marca en muñecas y tobillos.

Me levanté de mi cama y me dirigí al cuarto de baño. me lavé el rostro y cuando me mire en el espejo, esa criatura estaba ahí, pero era mi reflejo.